
en 1997, un agente de moda me convenció para hacerme un book de fotografías que quería llevar a la tele; lo cierto es que yo no estaba preparado para aquello y se quedó sólo en eso, en unas fotos que acabé guardando en un cajón
lo cierto es que cuando una energía debe abrirse camino en ti, por algún motivo, de alguna forma, esa energía insiste y vuelve a llamar a la puerta; y lo hizo: seis años más tarde volví a repetir ese book, pero esta vez con el claro convencimiento de que debía enfocarlo al mundo de la moda y la televisión; ni siquiera tenía un sueño en mente, tan sólo concluir lo que en aquel momento había puesto en marcha
aquel paso truncado se resolvería con una fortuita sincronicidad con mi profesor de acting, que contactaría con mi fotógrafo para ofrecerme un hueco en su escuela
y aunque no fue el comienzo de nada, porque nada es principio, supuso un importante ladrillo que yo necesitaba poner en mi incierta edificación personal
te cuento esta pequeña pre-anécdota como muestra de los intrincados caminos que a veces recorremos para dibujarnos, para conocernos un poco mejor, para definir lo que somos y lo que hemos venido a hacer, porque está claro que yo no soy [creo que ni siquiera quise ser] modelo, ni a malas penas actor, sino que lo que necesitaba hacer brotar en mí era ser maestro de algo que no sabía y nadie me había enseñado hasta entonces
mis primeras incursiones como actor me hicieron ver que lo mío no era estar delante de una cámara, cosa que igualmente me apasiona, sino detrás; la esencia de todo aquel trabajo, que desarrollé en mi curso para actores y actrices, pero también para cualquier persona que necesitara desarrollarse a nivel personal, trascendental incluso, era algo sencillo, increíblemente simple, pero profundamente complejo de llevar a cabo: la autoobservación
este mensaje, condensado en un minuto, contiene, quizás, la parte más importante de todo mi trabajo, quizás la clave más valiosa de toda mi filosofía: dejar de ser actor y convertirse en espectador
ser el espectador, no el espectáculo
por supuesto, vivir sin drama no tiene nada que ver con el acting, pero no puede estar desligado de él; por eso esta premisa ayuda a tantas personas, porque tiene que ver con la emoción conflictiva que, en algún momento, hace nido en nuestras cabezas, y cómo ese obstáculo se convierte en la palanca para resolverlo prácticamente todo en cuanto al dolor
efectivamente, el sufrimiento tiene el recorrido que nosotros queramos darle, porque todo depende del tiempo que pasemos siendo actores, actrices del drama, en lugar de espectadores, espectadoras de todas esas capas de pensamiento inútiles que hablan de algo que sucedió, o que quizás nunca suceda
el drama es el eje de todos los males del mundo, comenzando por esa predisposición de la mente pensante a caer en torbellinos intelectuales intentando solucionar cosas que no tienen solución, básicamente porque el problema, en esencia, no existe
el problema, en realidad, sólo existe en la mente y nunca en el presente; el problema, en esencia, es pensar, distraerse del presente, el rasgo más habitual de quien comienza a meditar
ante esto llega la gran pregunta: ¿cómo evitar caer en el pensamiento dramático? es paradójico porque, como decía oscar wilde, «para evitar caer en la tentación es necesario caer en ella»
es decir, es necesario revisar la profundidad del abismo, dejarse arrastrar por la emoción conflictiva, para que de esta forma surja, para que brote, en el interior, esa pequeña luz que recuerda lo infructuoso de vivir a oscuras; es necesario reconocer el dolor para que éste active la necesidad de que el dolor cese
autoobservarse, en principio a nivel mental [después llega el nivel físico] es la intención primigenia, vital para generar el despertar; ser conscientes de que actuábamos en un drama del que podemos abstraernos, que podemos contemplar como ajeno convirtiéndonos en meros espectadores, conscientes, resilientes, comprendiendo que todo es la reacción del cuerpo a un pensamiento
a través de la intención, de la simple y pura atención consciente que surge cuando, de repente, hay drama, ese momento genuino y definitivo de salir del torbellino de emociones, respirar con calma profunda, y comprender que todo era la mente, sólo a través de ese esfuerzo consciente es la forma en la que la mente comienza a aprender el mecanismo de salida
es posible entonces que el drama vuelva, a los pocos segundos, a los minutos o a las horas, y sea necesario seguir cavando hacia esa profundidad donde reside la voz de la consciencia, el eje que despierta a todos los sentidos; rendirse entonces no es una opción, porque sólo a través de la reiteración en ese «rescate», en sacarte una y otra, y otra, y otra vez del drama, sin descanso, haciendo consciente la inutilidad de pensar en esos términos, es lo que se traduce como éxito
nos dirigimos a una nueva era en la que estamos dejando de sentir con el cerebro, de sufrir dramas a través de la mente, y empezamos a pensar con el corazón; entramos en un nuevo mundo gobernado por la colaboración con el interior, que nos une al exterior, en lugar de la competitividad con el exterior, que nos desconecta del interior
ser conscientes de que hemos vivido en un gran show de truman, ajenos a que el drama brotaba de nuestro ser y circulaba a nuestro alrededor, es el comienzo de un nuevo ciclo de consciencia elevada y despertar genuino
para que estos nuevos dones se activen en ti, practica la autoobservación. sé consciente de cuándo caes el drama y, sencillamente, sal de él; puedes recordarte un pequeño mantra al caer, del tipo «esto pasará»; conseguirás integrarlo no sólo cuando lo formules al experimentar algo negativo, sino cuando en mitad de una situación que consideras feliz también te dices «esto pasará»
ser constantemente consciente de cuando llega el drama, y ser conscientemente constante sacándote de él, es la única y más efectiva herramienta contra la ilusión del placer y el sufrimiento, de buscar sólo una parte y rechazar la otra; comprender que lo positivo y negativo son juicios acerca de un drama que no eres tú, sino toda una amalgama de pensamientos en bucle, comprender que el drama es sólo un invento, una película y, por tanto, algo prescindible, y repetir este ejercicio de abstracción tantas veces como te sea posible te ayudará a desarraigarte del dolor y acercarte a un plano mucho más luminoso, que siempre estuvo ahí, pero el drama te ha impedido ver
te mando mucha fuerza para que cambies tu visión del escenario 🌟