todo es uno mismo, así que todo lo que se acepta y lo que se rechaza, también lo es

en este sentido, el rechazo es la falta de amor propio proyectada, porque cuando no se aceptan los aspectos del exterior, no se están aceptando en el interior

la queja, la crítica y la condena es la expresión habitual de una persona que no se conoce, que, por tanto, no se quiere, y que no conoce otra forma de mejorar su vida que diferenciarse de sus propios reflejos [sobre todo aquellos con los que menos se identifica]

por este motivo, una persona que condena a personas, situaciones y cosas está expresando sus propias negaciones, dejando hablar al enemigo interior a través del cual se juzga y, por tanto, demostrando su incapacidad para quererse

delegando la responsabilidad de amarse en otros

quien condena espera que otros cambien, que no manifiesten aquello que le duele para, entonces, aceptar lo que observa y sentirse en paz

sin embargo, el espectro vibrante es una manifestación del pensamiento, así que pasarse el día criticando, quejándose y condenando a otros es una manifestación del propio dolor negado, reprimido y, por tanto, no atribuido; si, por ejemplo, condenas a una ex pareja que te dejó, condenas el perfil emocional que te lleva a querer dejar a una persona que no te hace feliz; si condenas a un criminal, manifiestas el rechazo hacia tu propio perfil criminal, hacia la negación de sentirte criminal, y cuanto más tiempo pases intentando cambiar esas situaciones, enfrentándose a tus negaciones, más miedo revelarás y, por supuesto, más propensión tendrás a caer en el perfil del que tanto huyes

tienes un ejemplo muy bueno en la película american beauty: el militar, que había condenado toda su vida «a los maricones de mierda», lo que finalmente revela su propia homosexualidad:

toda negación hacia lo que no se quiere ser es una vibración que surge de una creencia, y esa energía de creencia se mantiene latente, en segundo plano, resonando con energías que vibran en la misma frecuencia

por eso todo aquello que se condena se convierte en una condena, ya que hacer más y más grande la disonancia, el pensamiento de rechazo, de separación con respecto al otro, alimenta el campo cuántico en torno a esa energía, y crea realidades que giran en torno a dicha condena

condenar, criticar, rechazar, odiar es, en definitiva, es la forma [lenta y desagradable] de conocerse a uno mismo… pero una forma que no debes condenar si te ha tocado vivirla 

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