reflexiones
3: con una sencilla clave de acceso
podemos cambiar nuestra realidad, científicamente es posible, pero para eso necesitamos practicar un nuevo lenguaje
podemos empezar con pequeños pasos que cambien un campo cuántico que fluctúa de acuerdo a nuestro lenguaje, más concretamente a través de la forma en la que pensamos con el corazón acerca de la realidad
es decir, el lenguaje, las cosas que decimos, pero sobre todo en las que creemos, cambian la vida; las creencias cambian la longitud de onda del pensamiento, y eso cambia la frecuencia del espectro electromagnético visible
hoy vengo a dejarte una nueva pieza de este gran puzzle de expansión de consciencia: la afirmación con la que para mí empezó todo
visité a un numérologo,tal y como comentaba en este preciso instante en este vídeo. me senté allí, le pedí poner a grabar el audio con el móvil, me habló de mil cosas, dijo que yo era un comunicador y, después, pasé hora y media escuchando todo tipo de clichés sin parar: que si la autoestima, que si la vida, que si el amor…
la verdad es que no me dijo nada que no supiera, pero ése era el problema: que conocía el lenguaje que hablaba
había leído unos cuantos libros de autoayuda, pero no había hecho gran cosa por integrar todo eso en mí; me conocía la teoría, pero no hacía mucha práctica; una de las cosas que me dijo este tipo fue: “tu problema es que dices sí cuando quieres decir no”
y entendí la situación. la comprendí, porque la había vivido en el trabajo, muy recientemente, así que sólo podía asentir en silencio, porque llevaba razón en todo
no era nuevo para mí, y esa fue mi lección aquel día
con esas pago al tipo, salgo a la calle, me meto en el coche, y me pongo a escuchar el audio que había grabado de la conversación; al minuto de estar ahí me pitan: miro a mi izquierda y otro coche se había parado en doble fila; el conductor me preguntaba con señas si iba a salir
se combinó mágicamente el campo cuántico para que yo dijera sí cuando quería decir no, porque estaba escuchando algo que me resultaba interesante, no quería salir en ese momento… pero dejé el móvil en el asiento, di marcha atrás, giré el volante, marcha adelante, giro, marcha atrás, giro, mientras el otro tipo esperaba, en una calle cercana a goya, en madrid, con el tráfico hirviendo, a que yo me fuera
salí del estacionamiento, anduve unos metros, paré el coche, vi por el retrovisor cómo aparcaba en mi hueco, y me quedé en doble fila con los warning, escuchando esa parte del audio que me resultaba interesante…; hasta que en menos de treinta segundos un coche de policía se paró a mi izquierda: «tiene que continuar, no puede pararse, circule»
podría haber sido peor, ya me multaron por algo parecido, así que ese día integré el poder de decir no a lo que no quería
el ejemplo quizás es muy tonto, podría pasarlo por alto; si no puedo pararme a escuchar un audio, cedo el sitio y ya lo escucho después. lo importante es que empecé a darme cuenta de todas esas veces que decía sí cuando quería decir no
te hablo de todo esto porque hablaba hace unos días con una persona a la que estoy guiando, teníamos una conversación por chat, y me contaba que empezó una relación en verano y a las pocas semanas se ha dado cuenta de que estaba repitiendo el patrón vibracional
que había hecho un montón de esfuerzos y su pareja ni uno
le dije entonces que se lo expresara cuanto antes, que hiciera valer su voz, que dijera lo que no quería permitir, y me puso la típica excusa del whatsapp, de ¿y si lo malinterpreta y estropeo algo?
el problema es no utilizar esa mágica fórmula, la clave de acceso definitiva: «no quiero quedarme»; en el caso de la relación frustrada, equivale a decir: «no quiero que me digas que ya quedaremos, no quiero que estés muy bien sólo cuando nos despedimos, ni aparecer yo con dos regalos y que tú no hayas tenido ni un detalle; no quiero que me pongas más excusas sobre lo que pasa en tu casa, en tu trabajo, y no quiero ser siempre la última opción para ti»
se trata de no continuar con algo que no se quiere, impedir que la bola se haga más grande. decir no en el preciso instante en el que algo no funciona
y para eso, para decir prefiero no seguir luchando en esta relación vacía, vale cualquier forma de comunicación; es el mismo ejemplo cuando te obligan a quedarte en el trabajo a echar horas extra [energía masculina] o te piden suavemente que te quedes [energía femenina]
solemos pensar que si pedimos explicaciones de por qué las cosas no funcionan, se puede estropear una relación; en los mejores casos nos quejamos, y quizás exijamos lo que queremos, pero seguidamente pensamos: «¿debería tranquilizarme? a lo mejor no pasa nada y es una paranoia mía… vaya agobio, creo que estoy estropeando la situación»…
y entonces llega la guinda: ¿estaré siendo egoísta?
muchas personas que no son correspondidas en una relación que se ha construido unilateralmente, con uno de los dos diciendo sí cuando quiere decir no, llegan a culparse por saber, con el corazón, que algo no funciona, pero no dan el paso con la cabeza
no actúan frente a ese bloqueo manifestado
ése es el ejercicio que te traigo para estos días a través de tu poder de elección: recordar que el lenguaje con el que hablas al campo, hace más fuerte ese campo; o como decía sun tzu: «las oportunidades aumentan a medida que se aprovechan»
haz los cambios que te pide el corazón, diciendo no con la cabeza
empieza a no permitir cosas que no quieres
haz este ejercicio, observa todos esos pequeños detalles donde hubieras preferido decir no pero dijiste sí
será un ejercicio de honestidad que moverá un montón de energía para ti
mucha fuerza 🌟