
⌘ ocho horas para mi mejor expresión
un encuentro en las cuerdas invisibles
de una estación de metro
me hablabas pero yo me evadía en sueños de poliuretano
pensaba que esas cifras grabadas en tus labios,
eran el vehículo perfecto de mis deseos
pero no
no quería un cruce de líneas de teléfono,
ni perderme en los cristales de aquel vagón,
ni pensar que ya no había aire entre nuestros pulsos…
… deseaba romper con los sueños de orgía y turbiedad
pero ese hombre, blandiendo voz de papel rasgado,
me dio la palabra, hablando de las ocho horas
para conseguir mi mejor expresión
descubrí entonces mi objetivo en la vida,
y ahora tengo las manos abiertas y los ojos llenos de luz,
esperando que la voz del universo suene bajo los añicos del espejo,
y me aliente con bocanadas de oxígeno para cambiar el mundo
carlos burgos, 12 de abril de 2010