la espiritualidad que alguna vez practicamos, buscando algo que nos llene más, sólo es una búsqueda de algo que siempre ha estado con nosotros
me he inspirado en aquella frase que compartí hace unos años que decía: «el romanticismo es como el maquillaje: si hay mucho, asusta», porque lo que sobra, sobra, y porque lo esencial, de lo que hablo una y otra vez, no necesita mejoras
el coronavirus ha hecho que la espiritualidad salga a borbotones, por todas partes; ha traído dolor, sí; hay separaciones, rechazos, pérdidas, pero también despertar colectivo, y ya no hay marcha atrás
un día de estos tenemos que aplaudir en los balcones, pero por todo lo positivo que esto nos está dando 👏👏👏
recuerdo que ofrecí un taller de meditación, y pese a que mis indicaciones buscaban el enfoque en lo más simple que es la respiración una alumna no paraba de hablar de cosas que no eran meditar, y que ni siquiera creo que estuviera sintiendo de verdad; se empeñaba en hablar de que estaba visualizando «energías», «escaleras ascendentes», «personas que le hablaban», y aunque yo le decía una y otra vez que volviera a su respiración ella [que había venido vestida de una forma algo vaporosa y estrambótica], se empeñaba en convertir la meditación en una especie de encuentros en la tercera fase 👽
me ha pasado desde siempre: mi propósito es la espiritualidad, pero conectada íntimamente con la terrenalidad, y esto me hace resonar con personas a las que, si bien respeto con sus delirios divinos, considero que no están verdaderamente arraigadas por mucho que se disfracen para trascender su humanidad
la espiritualidad es, sencillamente, vivir el momento; abstraerte de la complejidad y contemplar la vida en su más pura sencillez. vivir así, apreciar lo que está pasando hoy y ahora es una práctica espiritual real, de corazón, y es la magia de todo este asunto; lo de las velas, los mantras, las elevaciones místicas, el amor universal y las meditaciones en chaturanga no creo que sirvan de mucho para conectar con lo que, en esencia, es la verdadera felicidad
una felicidad que, en primera y última instancia pasa por sentir la esencia que somos… y ya está
la verdadera espiritualidad es la que está arraigada en la tierra, nutriéndose de ella, haciendo que amemos enteramente lo que somos; si para amarnos debemos utilizar un lenguaje concreto, una ropa concreta y unas prácticas concretas, esa espiritualidad no es real, no es útil y, con toda seguridad, asustará a más de uno y una…
basta un poco de perspectiva, experiencia y sensatez para comprender que el placer de las pequeñas cosas es la mejor forma de ser espirituales
mucha fuerza ✨