⌘ india eterna · uno. purificar delhi
sudor, polvo y hambre de vestigios.
sol mutilado en llamas
gritando en la cacerola del harapiento
oigo pedir a los caminos circulares
un billete de ida y vuelta
jaulas de amargura para el visitante,
pianos dorados…
todos ellos hablan sin conocimiento
lenguas nativas
¿cuánto tiempo sentiré la compañía
de esa aguja en el viaje?
siento el calor, postrado;
valentías certeras,
aguas arropadas por metal
bellos colores
cierran sus párpados en mis fotografías,
y en los amigos del aceite
afloran las vanidades viajeras,
dándoles tus ojos razones justas
jamás tengas en cuenta sus mentiras
recordaba ahora la noche,
vomitando fugacidades de sonido
recordaba nueva delhi,
surcando la calima con voces megafónicas,
acercándome el ruido a los desayunos rotos
y a esos fatigosos radios de bicicleta oxidados
carlos burgos, 23 de enero de 2010