
⌘ el errático placer desvencijado
la ira y el dolor,
la fuga de cristales y aguijones,
victoria con sabor a peepermint,
ondas de radio saboreando estaciones
es un vacío que se ha apoderado de mi pelo,
calcinando mis oídos y pisadas,
curvando mis hogares,
apagando la inquietud de las miradas
inertes
la rigidez no es un espectáculo deseable,
ni la matriz de mi argumento un objetivo;
óxido y contundencia llenan mis libros,
mi pasado, mi dedo índice, mi olvido
pero las segundas oportunidades están permitidas:
pasos fronterizos abiertos, manos amigas…
mi mirada estará ahora más llena de canas,
más llena de paja mi ojo. el tuyo, lleno de vigas
carlos burgos, 18 de agosto de 2010